Veinte años no son
nada.
Una
de las facetas más fascinantes del ejercicio profesional es definitivamente la
docencia.
Mis
inicios en este apostolado comenzaron en 1992 en la entonces Escuela Nacional
de Estudios Profesionales (ENEP) ACATLAN, hoy Facultad, del ejemplo del Dr.
Manuel Fagoaga Ramírez (2008), académico emérito de la Universidad y Profesor
de las Materias de Derecho Romano.
Cuando
curse la materia de Derecho Romano tuve la suerte de llevar el primer curso,
precisamente con el Dr. Fagoaga y el segundo curso con el Doctor Alfonso Larena
Nájera, ambas cátedras brillantes y definitivamente una de mis materias
favoritas. Al paso de los años y cuando yo ya cursaba el último año de la
Universidad fui invitado a impartir como profesor adjunto la clase de Derecho
Romano primer curso.
Grata
fue mi sorpresa que el maestro me encomendó por completo la clase, decidí los
materiales, contenidos, método de enseñanza y las evaluaciones correspondientes, si bien por un
lado tenía la enorme responsabilidad de conducir una clase en la UNAM, para mí
era un ejercicio lúdico, que disfrute mucho. Asi lleve el primer y segundo
curso como profesor adjunto a la par de mi último año en la universidad.
Al
término de la licenciatura y dedicar tiempo completo al ejercicio profesional,
no me permitió continuar como profesor adjunto en mi alma mater.
En
Tribunales tuve la fortuna de encontrar a una de mis ex alumnas de esos cursos –Geldy-
quien me preguntó, ¿sí seguía dando clase en Acatlán?, a lo que comenté, que yo
no daba clase, que solo fue un apoyo a uno de mis profesores, a lo que replico
que no lo hacía tan mal. Eso motivo en mí el interés de buscar una oportunidad
en algún espacio universitario.
El
Dr. Carlos Muñoz Rocha fue quien muy gentil y amablemente me ofreció una clase
en la Universidad Tecnológica de México para el cuatrimestre 98-3. Derecho Notarial
y Registral fue mi primera clase ya como docente.
Muy
gratos recuerdos de compañeros docentes en el campus Marina-Cuitláhuac, lazos
de amistad que se han fortalecido con el tiempo, alumnos brillantes con los
cuales al paso de los años se han convertido en compañeros del ejercicio profesional,
como litigantes, servidores públicos y académicos.
Con
la creación del campus Atizapán, decidí cambiar mi actividad académica a dicho
campus y la Maestra Olga Verónica Díaz Ponce me dio la oportunidad de impartir
clase en la licenciatura en Derecho, Mi camino en Negocios Internacionales se
dio con la creación de la Licenciatura en el campus Atizapán y fue el Maestro
Juan Manuel Macías Chávez, quien me permitió incorporarme a su equipo académico.
![]() |
De Derecha a Izquierda la Dra. Patricia Salazar, la Maestra Claudia Montiel, El Maestro Ernesto Navarrete, el Maestro Marcos Marín y el que esto escribe. |
Esta
travesía ha estado llena de momentos muy gratos, retos y desafíos. Lo más
importante siempre ha sido, que los alumnos vean, que solo el amor a su profesión,
les permitirá disfrutar día a día el ejercicio profesional que hayan elegido,
disfrutarlo y no padecerlo y disfrutar el tiempo que pasan en las aulas que es
tan breve que se queda tatuado tanto que hay quienes nos rehusamos a dejar la
Escuela.
Concluyo
esta reflexión solo con algunas imágenes de actividades que han sido muy
divertidas.
Visitas académicas.
Pregúntale al abogado (programa de radio)
Actividades en la Universidad