jueves, 3 de diciembre de 2009

La Madre de Todas las Constituciones


La partida de los plebeyos de la ciudad de Roma en 287 a.C., se convirtió en un hito en la historia constitucional europea, que dio paso a la introducción del “Plebis scitum”, conocida como referendo.

Más de doscientos años llevaban ya los enfrentamientos por la igualdad de derechos en Roma entre los nobles patricios y los no nobles, los plebeyos. En 450 a.C. fue publicada la Ley de las XII Tablas, primero sobre doce tablas de madera y posteriormente en doce planchas de bronce, que fueron exhibidas en el foro romano.

Fue el primer código de la Antiguedad que regulaba la convivencia del pueblo romano, protegiendo a la población de la arbitrariedad de los funcionarios públicos. Desde el año 421 a.C. los plebeyos podían aspirar al cargo público más bajo en Roma, el de cuestor. Luego pudieron acceder a los cargos más bajos del ejército. En 366 a.C., un plebeyo fue nombrado incluso dictador, el puesto más alto en Roma, si bien temporal. Todo parecía indicar que se había alcanzado un equilibrio de intereses entre ambos grupos.

Forum RomanumForum Romanum

Lucha centenaria por la igualdad de derechos

Pero las apariencias engañaban. Eso quedó claro en el verano de 287 a.C., cuando los patricios intentaron, con la presentación de una nueva disposición militar, cambiar las cosas a su favor. No se sabe con certeza cuál fue el motivo, tal vez tras el difícil triunfo contra los samnitas (que poblaban la región en el sur de los Montes Apeninos), fue como los derechos de los plebeyos fueron retirados y confirmados los de los patricios. Al publicarse aquella diposición, se desató una fuerte protesta entre los plebeyos.

El barrio de Trastevere, en Roma, hoy en día.    El barrio de Trastevere, en Roma, hoy en día.Los plebeyos se declaran en huelga

En cuanto se dio a conocer el proyecto de ley, los plebeyos acordaron abandonar la ciudad amenazando con paralizar la actividad económica. Esta partida del pueblo pasó a los anales de la historia romana bajo el término de “secesión plebeya”, que podría comparse con una especie de huelga general. La ciudad quedó desierta, no había nadie dispuesto a realizar las tareas cotidianas en Roma. Los furiosos plebeyos se reunieron en el cerro Gianicolo, que ahora se encuentra en el barrio romano de Trastevere, que se extiende sobre el lado derecho de la ribera del Tíber hasta el Vaticano. Ahí designaron a Quinto Hortensio Hórtalo (320 a.C.) como dictador y acordaron que formularían un proyecto alternativo a la constitución militar patricia, que llevaría el nombre de Quinto Hortensio.

Esta “Lex Hortensia” estableció que las resoluciones de los plebeyos (plebiscitos) tendrían rango de ley, no sólo para ellos, sino para todo el pueblo romano, sin la aprobación previa del Senado. Cuando los mensajeros de los plebeyos se presentaron ante los patricios para presentarles el proyecto de ley, con la advertencia de que volverían a la ciudad una vez que dicha ley entrara en vigor, la decisión estaba prácticamente tomada. Para evitar daños económicos a Roma, los patricios dieron su aprobación.

El antiguo puente Milvio en Roma, adornado con candados colgantes, colocados ahí por enamorados en señal de amor eterno.  El antiguo puente Milvio en Roma, adornado con candados colgantes, colocados ahí por enamorados en señal de amor eterno.

Instrumento de participación popular

“Plebis scitum” se llamó el nuevo principio legal que los plebeyos añadieron al derecho romano. Esta “resolución de la ciudadanía” es el modelo de todos los plebiscitos, también conocido como referéndos, los instrumentos más importantes para la participación directa del pueblo en las decisiones políticas, que están anclados en las democracias europeas. Con la imposición del “plebis scitum”, concluyeron las llamadas “luchas entre estamentos” en Roma, lo que dio paso al florecimiento de la ciudad.

Autor: Matthias von Hellfeld/ EU

Editor: Pablo Kummetz

martes, 1 de diciembre de 2009

Entrada en vigor Tratado de Lisboa

El Día de hoy 1 de diciembre de 2009, entra en vigor oficialmente el Tratado de Lisboa, que hace que 27 países avancen en un camino iniciado hace más de cincuenta años.

Las banderas azules con las estrellitas ondean en las manos de grupos de niños que han acudido a la ceremonias por la entrada en vigor del Tratado de Lisboa. Hay ambiente de fiesta.

Herman Van Rompuy, el primer presidente permanente del Consejo Europeo.Herman Van Rompuy, el primer presidente permanente del Consejo Europeo.Y no es que todo vaya a cambiar con el nuevo Tratado que rige los destinos de los 27 países europeos unidos en esta comunidad que desde hace tiempo aspira a ser bastante más que un ámbito comercial unitario. Eficiencia es la palabra clave: ésto es lo que se supone que gana la Unión Europea con el nuevo documento.

Los procedimientos se simplifican –ya no hay que esperar al voto unánime de los 27 para ciertas decisiones. La presidencia no rota semestralmente– lo cual ha supuesto siempre grandes esfuerzos y costos- sino que cambia cada dos años y medio. El belga Herman Van Rompuy es el nuevo rostro de la presidencia.

Un día de fiesta

También, hacia el exterior, la UE tiene una nueva figura: la baronesa Catherine Ashton, una ministra de Exteriores que tendrá a su cargo el consejo de cancilleres de los 27 países de la UE y dirigirá una súper institución con representaciones en todo el mundo. Éstas existen, no llegan de la mañana a la noche, sólo pasan a formar parte de las competencias de la baronesa. “Puedo decir que me alegro de estar aquí, en mi casa”, comentó la flamante ministra de Exteriores de la UE mientras, al fondo, se abrían botellas de champán.

“Es un gran día para Europa”, subrayó el presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek. Las reformas que supone el Tratado de Lisboa atañen también al Parlamento Europeo, directamente elegido en los diferentes países de la Unión. Le concede mayor influencia, en casi todos los campos políticos. Tambien decide los gastos junto al Consejo de Ministros, ya no sólo aprueba el presupuesto. A la misma altura que el hasta ahora poderoso Consejo está ahora el PE; las leyes de Bruselas se podrán aprobar sólo si su Cámara las aprueba.

Años de lucha

“La entrada en vigor del Tratado de Lisboa no es el fin de la lucha por su aprobación, sino el comienzo de un camino a andar juntos con mayor eficiencia”, dijo la portavoz de Los Verdes en nombre de Daniel Cohn-Bendit y Rebecca Harms, los líderes de la bancada ecologista en el Parlamento Europeo.

Con “larga lucha” se hace alusión a los ocho años de discusión para lograr un texto que, reemplazando al de Nizza, pueda regir con mayor flexibilidad y democracia las decisiones de entretanto 27 países. Antes de la última ampliación de la UE– acaecida en 2004- se sabía que sin un nuevo acuerdo el proyecto sería ingobernable. El que el veto de un país bastara para bloquear una decisión hacía del Tratado de Nizza un instrumento obsoleto.

El no a la Constitución Europea– que tenía que ser aprobada por unanimidad- en los referendos de Francia y Holanda en 2005 hicieron que la UE entrara en una “fase de reflexión”. El no en el referendo de Irlanda en 2008 al Tratado de Lisboa– una constitución más delgada y sin símbolos europeos- causó estupor. Las negativas de Polonia y la República Checa a ratificar el documento en 2009 tenía en vilo los nervios comunitarios.

Más eficiencia, más democracia

Con todo, haciendo concesiones aquí, dando mayores explicaciones allá, el Tratado de Lisboa logró ser aprobado. Y, según Buzek, "da a la UE un instrumento para ocuparse mejor de las preocupaciones de sus ciudadanos“. Para éstas, el Tratado de Lisboa prevé el instrumento de la iniciativa popular– un millón de firmas bastan para exigir la creación de una ley- y concede a los países miembros, por primera vez, la posibilidad de dejar de ser socios de la Unión Europea.